Una portada mágica y muchas recetas: primeras impresiones de 'El arte de la mixología'
Hace poco llegó a mis manos un libro titulado El arte de la mixología. La portada fue lo primero que me llamó la atención: elegante, oscura, con ese toque casi místico que sugiere que lo que hay dentro son pociones, no solo tragos. Estábamos en una librería, revisando estantes, cuando lo vi. Me detuve porque la portada me pareció fascinante. Sin decir mucho más, mi esposa lo tomó y decidió regalármelo. Así, sin aviso, como quien sabe que eso te va a hacer feliz.
Y sí, es llamativo. Muy llamativo. Pero lo que encontré al leerlo no fue exactamente lo que esperaba.
La primera impresión
Después de una introducción bastante breve —un par de páginas que resumen las herramientas básicas y unas líneas sobre medidas e ingredientes— el libro salta directamente a las recetas. Y cuando digo directamente, es literal: desde la página 10 en adelante es receta tras receta tras receta.
Están bien organizadas, eso sí: separadas por el tipo de destilado principal, con secciones dedicadas a cócteles clásicos, mocktails y tragos exóticos. Hay variedad, hay creatividad, hay belleza visual. Pero lo que no hay… es contexto.
¿Qué esperaba yo?
Tal vez me dejé llevar por el título. El arte de la mixología suena a algo más profundo, más técnico, más orientado al por qué además del cómo. Esperaba algo que hablara sobre técnicas, sobre equilibrio, sobre proporciones, hielo, temperatura, estructura, tiempos. Algo que me ayudara a entender mejor lo que estaba haciendo, no solo a seguir instrucciones.
Pero más allá de lo técnico, también buscaba algo más humano. Quería sentir una conexión con quien lo escribió, conocer su forma de ver la coctelería, cómo interpreta el arte de crear un cóctel, en qué momentos usarlo, cómo pensar para conectar con la gente a través de una bebida bien hecha. Y en cambio, me encontré con una sucesión de recetas sin introducción, sin voz, sin contexto.
¿Entonces es malo?
No necesariamente. Desde mi perspectiva, no lo recomendaría como primer libro, especialmente si estás empezando en la coctelería y quieres entender los fundamentos. Pero sí puede funcionar como un buen repositorio de ideas. Yo mismo lo tengo a la mano, marcando recetas que me llaman la atención para prepararlas más adelante y comentarlas aquí en el blog.
Eso sí: si no tienes una barra surtida en casa, puede que muchas recetas te parezcan fuera de alcance. Algunas requieren ingredientes específicos, licores que no son fáciles de conseguir o técnicas que no se explican en detalle.
Conclusión
Este libro no fue lo que esperaba, pero eso no lo hace inútil. Solo lo coloca en otra categoría: no es un maestro, es un catálogo. No me enseña tanto, pero me inspira. No me explica la técnica, pero me da opciones para probar.
Y en ese sentido, vale la pena tenerlo cerca… aunque con expectativas más ajustadas.